Competencias Comunicativas y otros saberes
lunes, 28 de abril de 2014
martes, 29 de octubre de 2013
La Importancia de una buena Comunicación en la Organización
La comunicación es la esencia de la actividad organizativa y es imprescindible para su buen funcionamiento. Una buena comunicación mejora la competitividad de la organización, su adaptación a los cambios del entorno, facilita el logro de los objetivos y metas establecidas, satisface las propias necesidades y la de los participantes, coordina y controla las actividades y fomenta una buena motivación, compromiso, responsabilidad, implicación y participación de sus integrantes y un buen clima integrador de trabajo.
Podemos diferenciar entre la comunicación interna y la comunicación externa de la organización, pero antes es necesario saber quienes somos y qué hacemos, es decir, definir la cultura y la filosofía de la organización que engloba sus valores, actitudes, creencias y experiencias. Una vez que tenemos esto claro, es momento de definir cómo serán nuestras estrategias de comunicación.
En cuanto a la comunicación interna, es decir, la comunicación entre los miembros de la organización, es importante tener en cuenta qué queremos decir y cómo queremos decirlo, y de que manera se transmite mejor el mensaje sabiendo que existe una diferencia entre lo que se recibe y lo que se percibe, por lo que se hace de vital importancia fomentar la participación y el compromiso de las personas que forman la organización.
Respecto a la comunicación externa, la importancia reside en proyectar, promover y reforzar la imagen de la organización, publicitar nuestros proyectos o actividades, saber a quienes nos dirigimos y conseguir la participación e interacción de nuestros participantes, o lo que es lo mismo, dar a conocer nuestra organización a los demás. Es importante tener en cuenta cómo nos perciben y cómo queremos que nos perciban y elaborar un plan de acción de comunicación externa.
Os dejo este video que explica lo anteriormente expuesto de una manera más atractiva. Es de una empresa que oferta llevar la comunicación externa de organizaciones, pero nos sirve para entenderlo:
Una buena comunicación es aquella en la que se practica la escucha activa, es asertiva y proactiva. No hay que olvidar que lo más importante en un proceso de comunicación no es lo que se quiere decir, sino lo que la otra persona entiende. Os dejo un enlace de ampliación de información sobre qué se considera una buena comunicación según la psicología social actual. Si le echáis un vistazo, podréis ver que divide la comunicación en dos grandes categorías: comunicación verbal y no verbal. El sentido del mensaje puede variar con un mínimo giro del tono de voz o de la expresión facial o corporal. En Internet, el mensaje es aún más difícil de interpretar, ya que las reglas de expresión son ambiguas, aunque poco a poco se van estandarizando, como por ejemplo el uso de mayúsculas para expresar que se está gritando. Estas reglas se han de tener en cuenta para realizar una buena comunicación a través de las social media.
Si hablamos de la comunicación 2.0. de una organización, bajo mi punto de vista lo único que cambia es el canal, pero la esencia es la misma. Aún así, puesto que uno de los elementos de la comunicación cambia, las habilidades necesarias para una buena comunicación a través de las social media serán diferentes, aunque guardan una estrecha relación. Buscando por Internet he encontrado el post “6 habilidades de un buen líder en el ‘puzzle’ del social media” del blog Mangas Verdes, de Manuel M. Almeida.
Espero que os haya resultado interesante, os haga pensar y os resulte útil para realizar una buena comunicación en vuestras organizaciones.
viernes, 25 de octubre de 2013
La Importancia de Saber Escuchar
Sin temor a exagerar, podría decirse que todos deseamos, cada uno a su manera, tener éxito social y reconocimiento. Esto que aquí denomino "éxito social", se basa en nuestra capacidad de generar resultados valiosos visibles, y de crear y sostener una imagen aceptable. Tener esa buena imagen, es decir, posicionarse en la mente de personas demanda, a su vez, una cierta capacidad de crear y sostener buenas relaciones, ya que hablando con realismo y honestidad, poco o nada puede realizarse si se actúa en soledad. Esas buenas relaciones, se apoyan principalmente en una comunicación efectiva, la cual se conforma de dos aspectos centrales: saber expresarse y saber escuchar.
Saber escuchar no es una cualidad fácil de alcanzar, a pesar de que todos conocemos su importancia pues deseamos de manera ardorosa ser escuchados y nos incomoda, frustra o indigna si nuestras ideas y opiniones son ignoradas o subestimadas.
Podría alguien en su más sana curiosidad, preguntarse un "para qué" escuchar a los demás. Les presento diez razones, poderosas, todas ellas beneficiosas:
1. - Para poder conocer a los demás, sus ideas, intenciones y expectativas.
2. - Para mostrar cordialidad y respeto.
3. - Para ganar la buena voluntad de los demás y acercarnos a ellos.
4. - Para poder tomar mejores decisiones con respecto a ellos.
5. - Para estimular que nos traten igual y nos escuchen cuando hablemos.
6. - Para saber los puntos de coincidencia y de divergencia.
7. - Para lograr acuerdos y desarrollar acciones conjuntas más fácilmente.
8. - Para poder influirlos positivamente.
9. - Para brindar una buena imagen
10. - Para hacerlos sentir bien.
Al sentirse escuchadas, las personas se relajan se abren y nos muestran su mundo interior, sus creencias y valores. Cuando les prestamos atención sincera, les damos una oportunidad de acercarse, de desahogare y de crear o ampliar un vínculo franco y duradero. Tener la paciencia de escuchar sin interrumpir, posibilita que el conversador atento escoja con cuidado sus palabras, ideas y planteamientos.
Lamentablemente, no somos tan buenos oyentes como podríamos serlo, pues pocas veces valoramos con justicia la importancia de saber escuchar, y no estamos entrenados en esta habilidad. Algunos de nuestros errores conversacionales más frecuentes, son:
- Brindamos poca atención a nuestros interlocutores.
- Interrumpimos repetidamente la conversación.
- Reaccionamos impulsivamente ante cualquier discrepancia.
- Tratamos temas delicados y polémicos que pueden crear enemistad.
- Desviamos la conversación hacia donde deseamos, ignorando el interés del otro.
- Mostramos con nuestro tono de voz, apatía o agresividad.
- Criticamos a personas ausentes o rechazamos opiniones que no compartimos.
Todos podríamos coincidir en afirmar que millares de relaciones afectivas y de negocios se han complicado o han fracasado, debido a que las personas involucradas no dedicaron el tiempo y el esfuerzo necesarios al desarrollo y aplicación de una escucha de calidad.
Si puede usted escuchar a su socio, amigo, pareja o cliente, con verdadera apertura y disposición, se asegurará una relación de mayor calidad y en cuanto a los resultados a los que aspire, tiene buena parte del terreno ganado. Si por el contrario, tiene dificultad para prestar atención, respetar las diferencias o negociar un acuerdo, se las verá duras para sostener cualquier vínculo de forma satisfactoria y duradera, pues como ya he sugerido, no es posible tener unas relaciones de primera con una comunicación de segunda.
Para convertirse en un buen comunicador basándonos en el poder de escuchar, podemos implementar algunas medidas inteligentes basadas en el respeto y el sentido común, tales como:
- Valorar la capacidad de escuchar como una cualidad importante.
- Conversar de manera consciente.
- Respetar los estilos de personalidad individuales.
- Evitar la tendencia a juzgar y contradecir, a menos que se requiera.
- Practicar el control verbal (hablar lo necesario) y acostumbrarse a escuchar.
- Controlar el impulso de interrumpir, desmentir o aconsejar.
- Respetar los valores, objetivos y emociones de los otros.
- Brindar atención completa, tanto auditiva, visual o corporal al otros.
- Responder a preguntas o afirmaciones con palabras o gestos.
- Estimular con preguntas al otro, para que se exprese fluidamente.
En conclusión, ser escuchados es una necesidad, por lo que saber escuchar es una mecanismo de conexión con los otros muy poderoso y lamentablemente subestimado. Puede aprenderse y existen técnicas que favorecen la buena comunicación y por ende las relaciones positivas. La idea es querer, saber cómo y ponerlo en práctica hasta alcanzar dominio. Los resultados serán positivos y se harán sentir muy pronto. Gracias por leerme
Lic. Renny Yagosesky
Comunicador Social
Asesor Orientador
Escritor
Conferencista
También los invito a que lean este documento que esta en el siguiente enlace:
martes, 22 de octubre de 2013
El lenguaje es poderoso en el mundo de los negocios
La disposición para escuchar, la buena energía, las conversaciones poderosas y el pensamiento positivo expresado en palabras y acciones, son algunas de las claves
para hacer un buen uso del lenguaje. Natalia Aristizábal, Coach empresarial, nos comparte una guía de pasos a llevar a cabo para tener una coherencia en lo que somos, lo que decimos y lo que queremos lograr.
lunes, 21 de octubre de 2013
Competencias Comunicativas
Las competencias comunicativas son transversales en el desarrollo de cualquier actividad laboral. Desarrollándolas adecuadamente podremos tener una mayor probabilidad de alcanzar nuestras metas y vivir adecuadamente en sociedad.
La importancia de hablar, escuchar, escribir y leer correctamente, se ve reflejada en la integralidad del ser, utilizando las múltiples inteligencias y creando verdaderos mapas mentales que le faciliten la concentración y la productividad.
En esta segunda presentación de prezzi les quiero compartir este que me encontré y es muy acorde al tema de las competencias comunicativas y el uso de las TICS en la educación.
Consejos para una buena presentación
Para muchos el realizar una presentación en público les da más miedo que enfrentarse a la misma muerte (entre los que yo me encuentro). Soy de los que prefieren en un entierro estar dentro del ataúd, que estar elogiando al difunto mediante un discurso.
Se puede hacer muy poco para bajar esa ansiedad, pero al menos lo podemos intentar, el primer paso será en centrarnos en hacer una buena presentación. Si a eso añadimos la práctica, ya tenemos un porcentaje muy alto asegurado del éxito.
A continuación podemos considerar algunos puntos a tener en cuenta para mejorar tus habilidades en una presentación:
- Presentaciones 10/20/30. Es una regla creada por Guy Kawasaki, que nos dice que toda presentación, debe contar con: no más de 10 diapositivas, que dure 20 minutos, y no tenga texto más pequeño que 30 puntos.
- Entretener. Las presentaciones deben ser entretenidos e informativas. No es cuestió de montar un espectáculo cirquense, pero una exposició seca sin ninguna pasión o humor hará que la gente se aburra y por lo tanto preste menos atenció.
- Las pausas. Los conferenciantes nerviosos e inexpertos dicen las cosas aceleradamente, es necesario pausar de manera consciente y sobre todo utilizar las pausas para dar énfasis o crear expectación.
- Contacto visual. Es fundamental mantener contacto visual con el auditorio, pero no centrarse en una sola persona (se puede sentir incomoda), debemos repartir nuestra mirada por todo el auditorio sin que sea molesto. Miramos a una persona y pronunciamos algunas frases, luego a otra, etc.
- Resumen de 15 palabras. Si no puedes resumir tu idea en quince palabras, lo mejor es reescribirla e intentarlo otra vez. El efectuar una parada y resumir lo dicho ayuada a centrarnos en los puntos principales de lo expuesto. Así que saber cuales son las quince palabras importantes para el resumen es importante para enfatizar el tema. Hablar es un medio ineficiente para comunicar información, así que esas 15 palabras son importantes, para que puedan ser repetidas.
- La regla 20-20. Otra regla que puede ir bien es utilizar veinte diapositivas, y en cada una de ellas usar veinte segundos de tiempo. La regla te fuerza a ser ser conciso, por lo que tienes que ir al grano y evitas que la gente se aburra.
- No leer. (Este punto esta estrechamente relacionado con el punto 4) Si estas todo el tiempo leyendo las notas o mirando a las diapositivas para que te recuerde que decir, darás la impresión de que no te sabes el tema y puedes perder la confianza que la audiencia tenga en ti.
- Adorna tus argumentos con algunas historias. Sobre todo si tu presentación va a ser larga, podemos explicar nuestros argumentos con historias cortas, anécdotas y otros recursos (que ayuden a centrarnos en el tema). Los buenos narradores saben utilizar una historia para crear una conexión entre las ideas que quiere expresar y así captar la atenció de la audiencia.
- Proyectar tu voz. No hay nada peor que una presentación que se escucha mal. Incluso en el mundo que estamos viviendo con microfonos y de amplificadores, necesitas ser o¡do. Eso no quiere decir que estés constantemente gritando, sino al estar de pie, podemos dejar que la voz salga de tus pulmones para que resuene en el aire, en lugar de que salga de tu garganta, que produce un sonido más débil.
- No planear los gestos de antemano. Los gestos o ademannes tienen que ser naturales, como cuando hablamos con otra persona, as¡ podemos utilizar los ademanes como una extensión de tu mensaje, transmitiendo emociones. Los gestos planeados nos hacen parece falsos, porque no emparejan como lo puede ser otras señales involuntarias del cuerpo. Nunca mantengas tus manos pegadas a tu cuerpo, ni en los bolsillos.
- Realizar pregunta sin esperar que el auditorio las conteste. Al utilizar este recurso, despertamos expectació y nos da tiempo para organizar tu respuesta. El auditorio estrá esperando la respuesta y presta más atención.
- Respirar hacia adentro y no hacia fuera. En lugar de utilizar las t¡picas muletillas “este…”, “o sea…”, “es decir”, podemos sustituirlas por una leve pausa para una corta respiración para tomar aire, y la audiencias apenas las notarán.
- Ser puntual. Si llegas con tiempo al lugar de la presentación, te da tiempo de comprobar que todo esta preparado, puedes probar como funciona el proyector, los micr¢fonos, etc. Así nos aseguramos de que no habrá ningón sobresalto de última hora. Todo eso ayuda a bajar la ansiedad del que hace la presentación.
- Practicar. Ensayar de antemano frente a una pequeña audiencia o ncluso frente al espejo (cuanto más veces mejor), eso te da mas seguridad y ganaras confianza para cuando estés dando tu charla definitiva.
- No disculparse. Eso solamente se utiliza para cuando has hecho algo mal. No lo utilizaras para excusar incompetencia o humillarse delante de la audiencia. No disculparse por tu nerviosismo o carencia de tiempo en la preparació. Si tu auditorio no detecta tu ansiedad, no prestará atenció a ella.
- Disculparte por algo mal hecho. esto no es una contradicción del anterior punto, si que hay que disculparse si te has atrasado o has hecho algo incorrecto. lo cortés no quita lo valiente.
- Pensar en las audiencia. Antes de incluso de redactar un tema, debemos pensar en la audiencia a la que va dirigido. No es lo mismo presentar un tema ante profesores de universidad que ante una asociación de amas de casa. Si nos ponernos en lugar del auditorio podemos ser más eficientes al explicar nuestro tema.
- Calor en la exposición. Eso es algo que se consigue con un poco de práctica, si puedes inyectar tu pasión por al tema en tus presentaciones, lo harás más vivo y tu entusiasmo se puede contagiar a la audiencia.
Por supuesto en estos puntos ni están todos los que son, ni son todos los que están, así que seguro que encuentras alguna sugerencia más, la puedes poner en tus comentario.
¿Que son las Competencias Comunicativas?
La competencia comunicativa es la capacidad de una persona para comportarse de manera eficaz y adecuada en una determinada comunidad de habla; ello implica respetar un conjunto de reglas que incluye tanto las de la gramática y los otros niveles de la descripción lingüística (léxico, fonética, semántica) como las reglas de uso de la lengua, relacionadas con el contexto sociohistórico y cultural en el que tiene lugar la comunicación.
En palabras de D. Hymes, la competencia comunicativa se relaciona con saber «cuándo hablar, cuándo no, y de qué hablar, con quién, cuándo, dónde, en qué forma»; es decir, se trata de la capacidad de formar enunciados que no solo sean gramaticalmente correctos sino también socialmente apropiados. Es este autor quien formula la primera definición del concepto, en los años 70 del siglo XX, en sus estudios de sociolingüística y de etnografía de la comunicación en EE.UU. En un conocido artículo (Hymes, 1971) cuestiona el concepto de competencia lingüística desarrollado por la gramática generativa, por cuanto en él se hace abstracción de los rasgos socioculturales de la situación de uso. Con el propósito de desarrollar una teoría adecuada del uso de la lengua, y de integrar la teoría lingüística y una teoría de la comunicación y la cultura, propone cuatro criterios para describir las formas de comunicación, cuya aplicación a una determinada expresión ha de permitir establecer si esta:
- es formalmente posible (y en qué medida lo es); es decir, si se ha emitido siguiendo unas determinadas reglas, relacionadas tanto con la gramática de la lengua como con la cultura de la comunidad de habla;
- es factible (y en qué medida lo es) en virtud de los medios de actuación disponibles; es decir, si las condiciones normales de una persona (en cuanto a memoria, percepción, etc.) permiten emitirla, recibirla y procesarla satisfactoriamente;
- es apropiada (y en qué medida lo es) en relación con la situación en la que se utiliza; es decir, si se adecua a las variables que pueden darse en las distintas situaciones de comunicación;
- se da en la realidad (y en qué medida se da); es decir, si una expresión que resulta posible formalmente, factible y apropiada, es efectivamente usada por los miembros de la comunidad de habla; en efecto, según Hymes, «puede que algo resulte posible, factible, apropiado y que no llegue a ocurrir».
De ese modo, la competencia gramatical (primero de los cuatro criterios) queda integrada en una competencia más amplia.
En la didáctica de segundas lenguas, S. Savignon (1972) utilizó la expresión competencia comunicativa para referirse a la capacidad de los aprendientes de lengua para comunicarse con otros compañeros de clase; distinguía así esta capacidad, que les permite un uso significativo de la lengua, de aquella otra que les permite -por ejemplo- repetir los diálogos de las lecciones o responder correctamente a una prueba de opciones múltiples.
Posteriormente, otros autores dedicados al estudio de la metodología y la didáctica de segundas lenguas han profundizado en el concepto. M. Canale (1983) describe la competencia comunicativa como un conjunto de cuatro competencias interrelacionadas:
- La competencia lingüística
- La competencia sociolingüística
- La competencia discursiva
- La competencia estratégica
A estas cuatro competencias, J. Van Ek (1986) añade la competencia sociocultural y la competencia social.
El Marco común europeo de referencia para las lenguas habla de competencias comunicativas de la lengua, que incluyen competencias lingüísticas, sociolingüísticas y pragmáticas, y que -a su vez- se integran en las competencias generales del individuo, que son las siguientes: el saber (conocimiento general del mundo, conocimiento sociocultural, consciencia intercultural); el saber hacer (las destrezas y las habilidades); el saber ser (la competencia existencial: relativa a las actitudes, las motivaciones, los valores, las creencias...); y el saber aprender.
El modelo de L. Bachman (1990) es, hasta el momento, el último que ha sido propuesto en el campo de la enseñanza de segundas lenguas. Toma muchos de los conceptos de los modelos anteriores, pero presenta de manera diferente los componentes de la competencia comunicativa, que se organizan en una estructura jerárquica de distintos rangos. La diferencia más notable de este modelo frente a los otros es que no considera la competencia estratégica como un componente propio de la competencia comunicativa, sino como una capacidad más general de las personas para desarrollar determinados comportamientos; en el caso del comportamiento lingüístico, la competencia estratégica actúa, según Bachman, al mismo nivel que los mecanismos psicofisiológicos; tales mecanismos, junto a la competencia estratégica, confluyen con el conocimiento del mundo y la competencia comunicativa (llamada en su modelo competencia lingüística) para producir interacción y comunicación.
En la enseñanza de lenguas, el concepto de competencia comunicativa ha tenido una influencia muy amplia y muy profunda, tanto en lo que atañe a la fijación de objetivos de los programas como a las prácticas de enseñanza en el aula, así como en la concepción y elaboración de exámenes. La enseñanza de la primera lengua ha experimentado igualmente el influjo de los estudios sobre la competencia comunicativa; para el caso del español pueden consultarse los trabajos de Lomas, Osoro y Tusón.
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